Nos estamos acostumbrando a creer que todo es de libre acceso, que podemos hacer lo que queramos cuando y nos venga en gana solo por el mero hecho de considerar que tenemos la libertad necesaria para poder llevarlo a cabo.
Hemos sido tan necios de aceptar como buena la frase de “prefiero pedir perdón, a pedir permiso” solo por que algún guionista de películas de acción le pareció idónea para darle más empaque al personaje, pero que no se nos olvide, si utilizamos el método al pie de la letra, cada vez que pedimos perdón por algún motivo estamos dañando seguramente a la otra persona y sin duda al final la palabra "Perdón" acabará siendo la coletilla de una frase y perderá su significado de manera inevitable.
Desde muy joven entendí que toda acción recibirá una reacción y no precisamente la esperada, que el único valor constante en la ecuación de la vida, son siempre las consecuencias, si estas son positivas o negativas, solo dependerá de nuestros actos y una vez que esto se han generado hay pocas posibilidades de repararlos en caso de que no sean los deseados y entonces sí que necesitaremos pedir perdón, pero este no servirá de nada si no es sincero y reparador.
Esforcémonos en tomar un poco de tiempo en pensar en las consecuencias y en que estas no causen daño alguno, seguro que seguiremos equivocándonos, pero no dejaremos de ser personas.
A los que continuamos en búsqueda activa de trabajo, nada de desanimarnos ni bajar los brazos #atopedepower siempre.
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